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Tradiciones y Estampas

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Pelencho

No está en la historia ni tampoco en la leyenda, pero si en el refranero popular cubano, sin que se sepa a ciencia cierta el origen del nombre de este gracioso personaje de nuestro folclor.

Nadie conoce a Pelencho, no se sabe dónde vive, ni siquiera si es verdad que existió alguien con ese nombre en alguna parte de nuestro país. Lo que sí sabe es que fue un personaje inventado por un guagüero de una ruta de ómnibus que, atestada de pasajeros, recorría a diario las calles de la ciudad de La Habana, donde había cientos de guaguas y autobuses en circulación (antes de Castro, como es de suponer.) No lo he podido comprobar, pero cabe en la picardía y en lo confianzudo que eran nuestros simpáticos guagüeros de entonces. Actuaban con un descaro fuera de lo común, exclamando muchas veces “¡pasito alante, varón!”, cuando el ómnibus estaba atestado de pasajeros, para poder así abrirse paso y llegar hasta el pasajero que, sentado al final del pasillo, sé hacia el remolón y el distraído para ver si realizaba su viaje sin pagar y exclamaba: “No se me guille, póngase pa su numero".

Cuando una viejecita se bajaba en una iglesia, el chabacano guagüero le decía: “rece por mi abuela”, a lo que la anciana contestaba: “tu no tienes salvación, mi hijo”. Esos inefables guagüeros exclamaban, entre lo sarcástico y lo burlón, al infeliz que se quedaba parado con la mano estirada, sin poder subir al transporte: “¡La de atrás viene vacía!”, y el que se quedaba abajo le decía: “no se apure amigo, en cinco minutos viene otra y te da transferencia y todo pa seguir.”. El nombre nació un día que una cubana de hermosura despampanante subió al vehículo, y que el guagüero exclamo, conteniendo la respiración: “; ¡Ave Maria Pelencho!”, expresión que más tarde recoge y populariza Leopoldo Fernández, quien le agrega: "¡Ave Maria Pelencho, que cosa más grande tiene la vida!"

Otra versión informa que el nombre es una creación de Castor Vispo, el chispeante libretista, autor de “La Tremenda Corte”, un popular programa de radio en el que Leopoldo Fernández hacia gala de su gracejo y de sus famosas morcillas como actor cómico. Pelencho no parece haber existido nunca en realidad, es producto solo de la creatividad del escritor y de la gracia del actor cómico mencionados. Cierta noche en el estadio de una cervecería, a Leopoldo Fernández se le ocurre exclamar: “¡Ave Maria Pelencho, que bien me siento!”

A los guagüeros como Pelencho se les descontaba de su sueldo un porciento para el sindicato, otro para el retiro, otro para Maternidad Obrera y algo mas para la membresía de algún club social, pero estos inefables personajes lo aceptaban gustosos, con disciplina y buen humor, porque se sentían cobijados por la COA (Cooperativa de Ómnibus Aliados) que los protegía.

Todavía se repite en Miami, donde también esta exilado Pelencho, ante algo aparentemente exagerado, la exclamación: "¡Ave Maria Pelencho, que cosa más grande tiene la vida!"

Quiero expresarle las gracias a Lilia Bustamante 
la autora de este artículo por su aporte

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