(Si se recuerda de algunas enviemelas para añadirlas)
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Este simpático personaje femenino ganó el nombre de Olga la Tamalera porque como otros tantos vendedores callejeros de Cuba, se valía de sus habilidades culinarias para vender un manjar popular de la cocina criolla y tradicional: el tamal en hojas.
Olga no vendía su mercancía por la calle ni tocaba de puerta en puerta como la mayoría de los vendedores. Ni siquiera pregonaba lo que vendía.
Olga tenia cierta famosa categoría: por su puerta desfilaban en busca de sus ricos tamales caseros, toda clase de personas. Le encargaban con anticipación para celebrar bodas, cumpleaños y todo tipo de festejos.
Los tamales de Olga estaban elaborados de modo muy peculiar. Usaba harina de maíz tierno; lavaba la amarillenta masa hasta despojarla de la pajusa blanquecina que dejaba la cáscara del maíz al rayarlo en el guayo; lo sazonaba a su manera, le agregaba carne molida de cerdo y un toquecito especial de sal y pimienta. Envolvía habilidosamente la mecía en hojas del mismo maíz y los ponía a cocinar en agua hirviente. Al final Olga lograba unos tamales en hojas exquisitos, muy diferentes de los que expendían en las fondas y cantinas a domicilio.
Su fama trascendió de Cienfuegos a La Habana y se extendió por toda la isla, y no precisamente porque su minúsculo negocio alcanzara magnitud económica significativa, sino porque la orquesta Aragón en la década de los 59, cuando se llamaba todavía Orquesta Típica Cienfueguera, incorporó a su repertorio una canción con mucho ritmo, como la que ahora han dado en llamar "salsa", que se populariza rápidamente, y que en su parte melódica decía: Me gustan los tamalitos / los tamalitos que vende Olga / Pican, no pican / los tamalitos que vende Olga, Olga.
Al llegar al montunisonsonete, agregaba: Olga, la tamalera / cocina que se paso / Si quieres comer sabroso. pruébelo, pruébelo y volvía a Olga, la tamalera, cocina que se paso.
"Cuenta el músico cubano Fajardo, a sus felices 80 años desde Nueva York, que allá por los años 50 en Cuba, cuando tocaba en la orquesta de Fajardo y sus Estrellas, conoció a Olga la tamalera, que probo sus tamalitos y que le gustaron tanto que decidió componerles una canción, que fue precisamente: "Olga la Tamalera " que alcanzo enorme popularidad por las ondas radiales de entonces.
La canción pegó de modo increíble. La gente la cantaba y la bailaba en todos los guateques y fiestas, sin importarles si conocían o no físicamente a Olga.
Su fama llegó al exilio y hasta existen y han existido un par de fabricas de tamales caseros cubanos con el nombre comercial: Tamales Olga y Olga la Tamalera (que no son mas que tamales caseros, como los de Olga la Tamalera.)
Quiero expresarle las gracias a Lilia Bustamante
la autora de este artículo por su aporte
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