Lave y remoje los frijoles la noche anterior para que demoren menos en cocinarse. Cocínelos a fuego mediano en la misma agua. Una vez que los frijoles estén blandos, añádales ajo, ají, cebolla, orégano, comino, pimienta y laurel. Empiece a aplastar los frijoles para que cuajen, revolviéndolos ocasionalmente hasta que espesen a su gusto; no deben quedar ni muy espesos ni muy aguados. Antes de servirlos agregue el aceite y el vinagre.
Ideas. El ají añade más sabor si se asa en el quemador de la cocina hasta que se ponga negro, después se le quita la piel cepillándolo debajo del agua. Remueva las semillas y deséchelas. Los frijoles negros tradicionalmente se sirven sobre arroz blanco, pero si se desea pueden servirse como sopa. Pueden adornarse con perejil picado y cebolla, así como tocino picado y dorado. Este es el fríjol más típico y se sirve en la Navidad. Se deben cocinar en el agua del remojo, pues si se cambia el agua se decoloran y no quedan negros.
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